La cantidad de incendios en la Amazonía en Brasil ya es la mayor en los últimos siete años. Debido a la situación, algunas ciudades y territorios han pasado semanas cubiertas de humo. Entre la población más afectada se encuentran los pueblos indígenas que habitan la región amazónica.
Giovani Tapura utiliza las coordenadas geográficas dibujadas por la naturaleza para explicar la ubicación de la Tierra Indígena Manoki. “Áreas forestales a la derecha del río Cravari y a la izquierda del río Sangue.” Si tuviera que orientarse de acuerdo con las definiciones científicas, diría que están en la frontera entre el cerrado y la selva amazónica, en la ciudad de Brasnorte, estado de Mato Grosso, en Brasil.
El 23 de agosto, después de ver los incendios en las imágenes de satélite, Giovani se apresuró para llegar allá. Encontró llamas de 40 metros de altura barriendo el bosque donde nacieron sus antepasados. Empezó a fotografiar la escena, para monitoreo interno de las aldeas y agencias de protección ambiental. Luego, un grupo de hombres apareció para cuestionarlo e intentar expulsarlo de sus tierras. Una vez más.
Los detalles en la historia de ese párrafo impregnan las narraciones no conocidas en las imágenes de la Amazonía ardiendo que, desde mediados de agosto, han estado circulando por el mundo. En los primeros ocho meses de 2019, el número de incendios en Brasil creció un 83%. La mayoría de los brotes se concentran en el bosque tropical más grande del mundo. La cantidad de incendios en la Amazonía en agosto ya ha superado el promedio histórico de los últimos 21 años, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe). Entre la población más afectada se encuentran los pueblos indígenas que habitan la región.
¿Qué pasa con los pueblos indígenas de Brasil y los incendios de la Amazonía?
Brasil tiene una población de aproximadamente 817,000 indígenas de 305 etnias diferentes. De esos, el 61% vive en zonas rurales. Divididos en las cinco regiones, la mayoría vive en el norte del país. Las regiones del noreste y medio oeste cierran el ranking de las tres donde viven más indígenas.
Nueve estados de esos tres territorios brasileños – Acre, Amazonas, Roraima, Rondonia, Mato Grosso, Pará, Amapá, Tocantins y parte de Maranhão – conforman la “Amazonía Legal”, un área de cinco millones de metros cuadrados donde se encuentran las áreas amazónicas y bosques de transición. Según la Constitución Federal de 1988, los pueblos indígenas tienen los derechos originales y de usufructo sobre las tierras que tradicionalmente ocupan. Hay 567 tierras indígenas (TI), de las cuales 440 están regularizadas.
Dentro de los estados que conforman la Amazonía Legal, hay un 80% de las tierras indígenas del país. Los estados con más TI son Amazonas y Mato Grosso, el segundo y tercer locales más afectados por el fuego desde el 20 de julio. Si se cuenta desde principios de año, Mato Grosso es el estado con el mayor número de brotes de incendios registrados en los satélites de Inpe. Aquí es donde está la tierra Manoki de Giovani Tapura y su gente. “La situación es muy atroz. Los brotes de incendios de este año casi se han duplicado en la región. Y no ocurren naturalmente, es por la acción del hombre. Ha sido el peor año para nosotros.”
En Mato Grosso, las tierras indígenas contribuyen a la conservación de una cuarta parte de los bosques, el Pantanal y el Cerrado. Allá hubo 461 brotes en agosto de 2018 y 1143 este mes. “El humo es enorme. No se puede respirar el aire fresco”, dice el indígena Juárez Paimy, del pueblo Rikbaktsa, a la ONG Operación Amazonía Nativa. De las 10 TI más afectadas por los incendios entre el 20 de julio y el 20 de agosto, cinco de ellas están en Mato Grosso.
En el otro estado con la mayor cantidad de tierra indígena, el Amazonas, la situación no es muy diferente. En TI Tenharin, en el sur del estado, el líder del pueblo pregunta ante las llamas “¿para qué todo esto? ¿Por qué? ”, según lo informado por el periódico Estado de S. Paulo. Un análisis realizado por el Instituto Socioambiental (IAS) muestra que el 33% de los brotes de incendios registrados entre julio y agosto se encuentran en áreas protegidas. En total, hubo 3,500 brotes de incendio en 148 tierras indígenas de la Amazonía brasileña. Los 10 más afectados por las llamas fueron el Parque Indígena Araguaia (TO), TI Pimentel Barbosa (MT), TI Parabubure (MT), TI Apyterewa (PA), TI Marãiwatsédé (MT), TI Kayapó (PA), TI Areões (MT) , TI Kanela (MA), TI Mundurucu (PA) y TI Pareci (MT).
“Los pueblos indígenas han usado históricamente técnicas de fuego para preparar el terreno para plantar. A diferencia de que lo hacen con poca intensidad y en áreas pequeñas, haciendo una rotación anual, para que el bosque se regenere. Ese uso del fuego es diferente de lo que estamos viendo hoy. Son propiedades vecinas a las tierras indígenas, que usan fuego para limpiar la tierra y el fuego termina entrando. Esto puede ser una indicación de actividad criminal alrededor de áreas protegidas”, explica a Distintas Latitudes el investigador de IAS Antonio Oviedo.
El fuego en general está empezando en el borde de las áreas protegidas. “Pero termina entrando. Está sucediendo en varios complejos de tierras indígenas. En el sur de Rondônia, Acre, Amazonas. A esto se agrega la situación del incendio que comienza dentro de las tierras indígenas. Desde principios de año, algunas áreas han estado en proceso de invasión, como la Tierra Indígena Apyterewa, el territorio tradicional del pueblo Parakanã en Altamira, y la Tierra Indígena Karipuna en Rondônia”, dijo la asesora de la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de Amazonia brasileña (COIAB), Valéria Paye, indígena del pueblo kaxuyana de Pará.
¿Por qué están aumentando los incendios en la Amazonía?
A partir de mayo comienza el periodo de sequía en la región. Históricamente, esta es la época del año con el mayor número de quemas en Brasil. El punto en 2019 es que se están asociando con la intensificación del proceso de destrucción y deforestación de la Amazonía. En un año, la deforestación en la región aumentó en un 278%, según datos del sistema de detección de deforestación en tiempo real de Inpe.
En los últimos siete años, una serie de decisiones gubernamentales cambió el rumbo de la tasa. Primero hubo una reducción, bajo el gobierno de Dilma Rousseff, del presupuesto para controlar la deforestación en la Amazonía. Luego, la aprobación del Nuevo Código Forestal, que amnistió a los propietarios privados de su deber de reforestar las áreas deforestadas.
En 2019, las declaraciones y acciones gubernamentales instituidas por el nuevo presidente, Jair Bolsonaro, sellaron el escenario. En mayo, se recortaron 187 millones de reales del presupuesto del Ministerio del Medio Ambiente. El Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBio) perdió el 26% del dinero planeado para invertir en el manejo de las Unidades Federales de Conservación. El Instituto Brasileño del Medio Ambiente (IBAMA) sufrió un bloqueo del 38% en las acciones de prevención y control de incendios forestales.
¿Cómo actúa el gobierno brasileño con los pueblos indígenas?
El discurso adoptado por el gobierno es de guerra contra la población indígena. En noviembre de 2018, ya electo, Bolsonaro comparó a los indígenas en áreas de reserva con animales en zoológicos. En el mismo mes, prometió que ya no habría una centímetro de tierra indígena demarcada en el país. Alrededor del 30% de los territorios permanecen desprotegidos. El primer día en el nuevo cargo, el presidente transfirió la responsabilidad de la demarcación de tierras al Ministerio de Agricultura. La ministra es Tereza Cristina Dias, ex líder de los ruralistas en el Congreso Nacional.
Las invasiones de tierras crecieron un 150 por ciento en 2019. El actual ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, dice que la Amazonía necesita soluciones capitalistas. En medio de la crisis provocada por la quema de los últimos meses, Bolsonaro dijo que las demarcaciones “hacen que el país sea inviable en el campo económico”.
Frente al problema, mujeres indígenas marcharon por la primera vez hacia la capital del país. El discurso de Bolsonaro, para las ONG que trabajan en la región forestal, abre el camino para la exploración de la Amazonía. “La política indígena del estado brasileño es de explotación a todo costo. El gobierno ni siquiera necesita acciones directas. Las personas que tienen interés en las tierras indígenas se sienten con derecho a invadir. Antes, había órganos que reaccionaban a estas acciones. Había fiscalización. Hoy, nuestras quejas no llegan”, explica Valéria Paye.
Los incendios en la Amazonía están acabando con las tierras indígenas, comprometiendo la seguridad alimentaria de las tribus y afectando su salud. “Desde la campaña electoral, hemos identificado un aumento en la deforestación de tierras indígenas y áreas protegidas. Hay un ligero desprecio de la importancia de estos territorios en el mantenimiento del clima. Cuando llega al campo, el discurso del gobierno es una luz verde para el robo de madera y la ocupación”, dice Antonio Oviedo.
El fuego, explica el coordinador de la Operación Amazonia Activa, Ivar Bursatto, es utilizado por los ruralistas para abrir tierras y poner pasto para el ganado. “La ocupación se lleva a cabo principalmente a lo largo de las carreteras, en los frentes de expansión agrícola. Donde no hay presencia estatal, hay más irregularidades”, dice.
¿Cómo impacta el discurso del gobierno en los pueblos indígenas?
Si el gobierno ha dado luz verde a un lado, los invasores y explotadores han respondido al otro. El 10 de agosto, hubo un repentino crecimiento de brotes de fuego en Pará. Fue el “día del fuego”, el incendio más grande en la historia del estado. La acción fue coordinada por un grupo de Whatsapp, compuesto por 70 personas, para incendiar las orillas de la carretera BR-163. Contrataron motosierras para talar el bosque. Luego ciclistas para prender fuego. La idea era mostrar el apoyo de Jair Bolsonaro a la decisión de reducir las inspecciones de Ibama. Tres días antes, el Ministerio Público Federal (MPF) advirtió a la gerencia de Ibama sobre la planificación del incendio en la región. No se ha hecho nada.
Las palabras de Bolsonaro han llegado como eco a Giovani Tapura, en Mato Grosso. Cuando él llegó a la zona en llamas con la intención de fotografiar y enviar el material al fiscal, encontró un grupo de 12 personas. Montados en una motocicleta, otros caminando, le preguntaron qué hacía el indígena allí, si había salido a apagar el fuego. Giovani, acompañado por otras seis personas, respondió: “Estoy haciendo mi trabajo”. Luego, los hombres dijeron que no debería estar allí.
“Dijeron que nos iban a echar. Que nuestro presidente dijo que la tierra era de ellos. Entonces dije que no. La lucha continua”, recuerda. La Tierra Indígena Manoki ha sido reconocida desde agosto de 2008 por el estado brasileño. El área, con 252,000 hectáreas, empezó a ser demarcada en 2010. Sin embargo, una secuencia de demandas judiciales por parte de los agricultores cuestiona la propiedad de la tierra y retrasa la decisión final.
El pueblo Manoki reclama la propiedad de la tierra de sus antepasados, quienes comenzaron a ser expulsados de la región por recolectores de goma en 1900. Después de la Segunda Guerra Mundial, casi diezmados, se refugiaron en una misión religiosa. Luego, recibieron las tierras indígenas Irantxe, con aproximadamente 46 hectáreas. Dadas las acciones del nuevo gobierno y la quema, no saben si recuperarán todo el área. “La explotación de nuestra tierra se ha triplicado. La sensación es que todos pueden entrar aquí. En el pasado tuvimos miedo y retrocedimos. Ahora, incluso enojados, mantendremos el coraje. Nuestra libertad es donde nacieron nuestros antepasados ”, justifica Giovani.
***